LA VOZ QUE ESCAPÓ DEL FUEGO QUE NUNCA SE APAGA

Escuchad, ¡oh¡ generación que ama la sabiduría, aquella que se distingue por ser, pulcra, moderna, libre, autodidacta, recursiva y espontánea; escuchad la voz que está sedienta de solo una gota de agua viva, ya que mi garganta se quema con la llama que nunca se apaga, escuchad; ¡oh¡ generación emprendedora, fascinada por la elocuencia, el placer, el lujo, la apariencia y la vanagloria humana.

La voz viene solo por un breve tiempo, ya que el humo me persigue, los gritos y los gemidos se han convertido en fieras salvajes que acechan por mí tenacidad, y por mi ultimo respiro.

La voz no quiere que se preocupen por la desentonada melodía,  no quiere tampoco que sientan vergüenza por mi apariencia, ni mucho menos, por mi conciencia que me atormenta, para que vuestra lástima no incremente el peso, y el dolor de mis cadenas.

Soy la voz fugitiva, soy la voz que se resiste al fuego, soy la voz que emerge del último respiro de la esperanza ajena, soy la voz que todavía no se ha extinguido del todo, por el fuego que nunca se apaga.

Por favor; concédanme solo un instante, solo un momento de su tan valorado tiempo, ¡oh¡ distinguida audiencia, ¡ho¡ distinguidísimo lector, oh ilustre radio escucha, permítame expresar solo un pensamiento que exhala de lo mas profundo de mi conciencia, y de mi realidad,  a fin de enaltecer el tiempo que les apremia, y que sin ninguna duda, no puedo equivocarme.  El tiempo es como la ley de la gravedad, esa ley que atrae las cosas para si, aquellas cosas que han sido lanzadas desde lo mas alto; con el fin de ser impactadas con la dura superficie, a una velocidad incontrolable; y que en el caso mas terrible, el  impacto ocasionado por la ley de la gravedad; romperá y destrozará sin ninguna duda, todo lo que haya sido abandonado al vacío; así mismo son todas las personas que ha sido sometida a la ley del tiempo, tarde o temprano, serán atraídas con todo el rigor y velocidad que esta ley demanda, a fin de ser impactadas con la dura realidad de la muerte misma.

Mi ilustré y querido público, a todos los aquí presentes, no quiero que sintáis que mi voz desafina, ni mucho menos que pierde fuerza, y color en sus ultimas palabras, palabras que visten mi tan inesperada desgracia, ya que la ley del tiempo golpeo dulcemente a mi puerta, pero el impacto de la misma muerte, me ha confinado al sufrimiento y al dolor, al llanto y al consuelo del gusano que nunca muere. ¡Oh,¡ qué terrible sufrimiento…

Un poco de atención, querido público, concédanme solo un pequeño destello de la luz del tiempo que viste sus valiosas almas, y sin mas preámbulo, vendré a las memorias que me atormentan, ventilaré los recuerdos que como verdugos, torturan y someten mi conciencia y mi alma al dolor.

¡Oh,¡ distinguidísimo publico, hablaré sin censuras y sin falacias, hablare sin hipocresía y sin maquillaje alguno, pero sobre todo, hablaré sin ningún interés lucrativo, ni personal, y solo para disipar un poco la confusión de aquellos pensamientos predispuestos que se arman para poner en tela de juicio mi voz; quiero recordarle a mi distinguida audiencia  que ya no soy parte del espectáculo público, tampoco soy parte de la élite de la fama, ni mucho menos miembro de los prestigiosos empresarios y magnates de este mundo; ya que si pudiese devolver el tiempo; bajo el conocimiento que ahora tortura la realidad de mi conciencia, cambiaría todo lo que tuve, y cambiaria todo lo que súper valoré, como el todo para mi vida, y cambiaria todo aquello en lo que deposite mi confianza, y cambiaria todo lo que adquirí y construí durante la brevedad de mi tiempo entre los vivientes; así es, ¡Oh¡ distinguidísimo publico,  renunciaría a todo, y lo entregaría todo; solo por un pequeño destello de la gloria del evangelio,  aquella gloria que muchas veces mi pensamiento cortejaba con amor,  pero que en mi arrogancia, y mi altivez menosprecié, difamé y pisoteé, y que por el celo a mi gloria terrenal, y a mi prestigiosa vida pública, censuré y sepulte por completo en la tumba del olvido.

 Así es, ¡Oh¡ distinguidísimo Público, cambiaria y entregaría todas mis capacidades profesionales, todos mis diplomados en medicina y ciencia, y entregaría mi gloria empresarial; solo por una gota de agua del evangelio de la gloria de Cristo, así es, solo una gota de esta gloria, seria suficiente para apaciguar el dolor que produce el fuego que nunca se apaga.

Mis recuerdos me atormentan y sofocan mi garganta, el mensaje de aquel que gratuitamente ofrece agua de vida, solo quería que mi sed se disipara por toda la eternidad, pero hoy;  mi voz solo bebe del fuego que nunca se apaga, hoy solo puedo lacerar mi alma por medio de la conciencia que me tortura con sumo sufrimiento, esto gracias a mi arrogancia, y al hecho de que prive mi alma de este don preciado de la gloria eterna, se cerro la puerta, y se cauterizó los sentimientos de mi alma, a fin de no se conmoviera por la voz mayor, esa voz que se bañaba en sangre, la voz que enmudeció frente a sus verdugos, la voz que en medio del martirio solo se pronuncio con estas palabras: para perdonar a quienes en una cruz de madera le arrebataban el valioso don de la vida.

Mi alma fue silenciada, jamas entendió lo que verdaderamente es la vida, y hoy se lamenta por el fuego que nunca se apaga; la voz que se bañaba en sangre; develó el verdadero significado de aquel hombre sobre esa cruz, una verdad que ahora es el pensamiento que mas me mortifica, y que sin ninguna duda, es el que mas me atormenta, y quema con un fuego que nunca se apaga.

Solo un breve tiempo viste mi ultimo respiro, solo un instante mas; antes de que mi fuerza se disipe por el fuego que nunca se apaga, solo unas palabras mas, a fin de ignorar por un instante el tormento de mi sufrimiento.  ¿quien me diera un disipador, o un salvador que llevase mi dolor y mi sufrimiento.? ¿Quién me diera las alas de la gloria eterna, a fin de poder escapar del terrible sufrimiento que ocasiona  el fuego que nunca se apaga.?

Se que mi voz no es tan fuerte, y se que es de fugaz alcance entre todos los vivientes, y de algo estoy completamente seguro, y es que hay una voz mayor, la voz que se baña en sangre, la voz que entre los mortales sigue estremeciendo las conciencias y sacudiendo las almas perdidas, una voz que no ha cesado de hablar, ni mucho menos ha mitigado su mensaje, una voz que lleva en silencio las marcas del dolor y del sufrimiento, un dolor que no le correspondía sobrellevar, pero que por amor a las almas pecadoras que han sido sentenciadas al fuego que nunca se apaga, llevó el sufrimiento y el dolor en completo silencio.

Fue aquí, en medio de este silencio estremecedor, del monte de las calaveras que se escuchó el mensaje mas hermoso que un ser viviente pueda escuchar, fue aquí, en medio de la quietud de la noche, y el suave susurrar del viento, que la melodía de la dulce voz bañada en sangre se imponía con toda la gloria del verdadero amor.

Muchos de los presentes en este magistral escenario, fueron los que enfurecidos por la oscuridad de sus conciencias, conspiraron para acallar la voz mayor, y fueron abordados por el terror del silencio que abrazaba el monte de las calaveras, un terror que espera después de la muerte de cada alma; enseñorearse de aquellos que no comprendieron el mensaje de la voz mayor, la voz que convirtió sus palabras en sangre, aquella sangre que se derramaba sobre la tierra, a fin de apaciguar la culpa de los pecadores, culpa que al no ser expiada, sin ninguna duda escoltaría las ingenuas almas; hacia el lugar que se conoce como el fuego que nunca se apaga.

¡Oh¡ distinguidísimo publico, el tiempo apremia, y el mio expiró, ya hace mucho tiempo, mi fuerza ha sido conquistada por la llama que nunca se apaga, y ya no puedo hacer nada mas, y lo único que desearía es no tener que ver a esta distinguida audiencia lamentándose, y sufriendo como yo, por causa del fuego que nunca se apaga.

      Se despide la voz que escapo del fuego que nunca se apaga, la voz que se extinguió por cuanto no se tomo un momento para escuchar en silencio; el mensaje de la voz mayor, el mensaje de la voz bañada en sangre, el mensaje de la voz que venció a la muerte, afirmando ser la resurrección y la vida, la voz que sigue hablando con suma insistencia, antes que sea demasiado tarde, su voz es un enfático si hay vida eterna para toda persona que en mi crea, y a aunque este muerto, vivirá y no sufrir daño de la segunda muerte, ni mucho menos del tormento eterno, ni tampoco del gusano que nunca muere, ni del fuego que nunca se apaga.  

Mateo 3:12.  Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Isaias 66:24. Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. 24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

La voz mayor ha dicho: Yo Jesucristo, soy la resurrección y la vida,  yo soy el que perdona tu pecado, yo soy el agua de la vida, yo soy la vida eterna, yo soy el único camino a la gloria celestial, yo soy la única esperanza de la humanidad condenada al fuego que nunca se apaga por causa de su pecado.

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Daniel 12:1-4 Apocalipsis 20:11-15

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?  S. Juan 11:25-26

El evangelio de nuestro Señor Jesucristo es la voz de Dios, llamando a los pecadores al arrepentimiento, al perdón, a la reconciliación y a la vida eterna, no ignoremos que la voz de Dios es la voz que por amor, enmudeció en la cruz del calvario, a fin de que el ser humano deguste de la gloria eterna.

Ven a Cristo.

MINISTERIOS EDIFICAR.  POR. J Oswaldo Hernandez